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Conclusiones didácticas adicionales del cursito en Bogotá (incluido en Grupo Fundacional de Verso )

Tras la experiencia de este cursito, se nos consolida un patrón satisfactorio de clase de teatro y poesía: como una ceremonia unitaria donde se va trabajando, de manera alternada, los diferentes esferas, centros o potencias. Es decir, cuerpo, emoción, intelecto y lo que exista más allá (como se describe en 'El carricoche'/The Chariot).

El primero se trabaja en ejercicios ‒consciente y cuidadosamente ejecutados- tomadas de los preparatorios del kung-fu y tai-chi-chuan. la segunda es cultivadas en danzas harmoniosas. y los propios contenidos de los textos a recitar, poesía y teatro. asimismo son emotivas las ceremonias de tipo movimiento-voz sincronizados y rítmicos, en grupo unificado. El intelecto y la inteligencia son desarrollados por los contenidos de los textos recitados, extremadamente sutiles e inteligentes cuando así se eligen, como ha sido en nuestro caso.

Y lo que hay más allá de los tres puntos citados, algo así como la harmonización de los tres, el sentido más profundo y sutil de todo combinado, la noción del arte, o el pasajero del carricoche, vendría desarrollado por el conjunto secuencial, rítmico y adecuadamente diseñado de todo ello.

La experiencia en Bogotá ha mostrado una secuencia correcta en lo que podemos comprender, porque así lo ha mostrado la reacción y actitud de los participantes, monitor incluido. Se ha aprendido, ha habido orden pero ‒según palabras de un participante‒ amor y relajación, ha habido risa a veces, unificación colectiva....

Conservaremos este patrón mientras el grupo lo permita. La gente de teatro, como seres visitados por infinitas almas en rápida sucesión son escépticos y se ríen de casi todo ‒excepto del teatro mismo, su religión. De modo que hay que introducir estas cosas raras, que pueden parecer tontas o incluso ridículas, con tino y sentido de la oportunidad. En cuanto a las ceremonias de tipo espiritual han sido introducidas sin ninguna charla previa en cuanto a sus significados de ese dominio, como técnicas de voz y ritmo, lo cual también son, y además excelentes. De modo que la experiencia precede a la teoría lo que nos parece el camino correcto en esta actividad y en todas las demás. En todo, en suma.

Asimismo encontramos necesario acabar todo cursillo con una muestra o minimuestra de todos los participantes: porque muestra ‒redundantemente‒ los progresos de cada uno y sirve como una pequeña fiesta final, estimulante y rematadora. así lo hacemos en los cursos de verso clásico para graduados (Pepe Estruch)  de la RESAD y de ahí lo tomamos. Se muestra una escena o poema, se critica, corRige o comenta, y se vuelve a hacer ‒se graba si procede‒ y se aplaude.

Un problemita aparece, sin embargo: pese a claras explicaciones previas sobre la minimuestra, uno, la posible audiencia, espera ver teatro agradable; y si los participantes no lo tienen ya, no lo van a adquirir en quince días: el baldón es para el profesor. De modo que ustedes mismos elijan.

 


Vuelta al Principio     Última actualización: viernes, 18 de septiembre de 2015   Visitantes: contador de visitas