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Entonaciones varias (incluido en Conversaciones con Roberto)

Llega Roberto, entusiasta y deambulando jardines estraños y exóticos ‒digamos‒ con una propuesta de acercarnos a los hechos entonativos del habla (gramaticales) para ver si podemos conectar lo abstracto y lo concreto, lengua y habla.

Agustín (AGC) realiza el trabajo fácil, aunque elevado, de proponer esquemas tonales claros y limpios como agua de arroyo, y parece proponer en su Tratado que otros se metan en el barro y, mediante herramientas de filtrado físico, químico y biológico, llegar a aquella agua pura en que la lengua, incontaminada, dice las cosas bien dichas y no se preocupa de más.

Asumiendo el reto, podría pensarse en una dificilísima tarea que consistiría en un reconocedor de prosodia, es decir, una herramienta necesariamente informática (porque el habla es como el clima, de muy difícil modelización) que, midiendo tonos (lo que significa medir acentos prosódicos, entonaciones de frase, de sintagmas, hasta llegar a la palabra sintagmática, espresividades varias, intencionalidades varias, modalidades y modos: es decir, una inmensa paleta melódica en la que mil cosas están mezcladas y sin embargo, ¡oh, milagro!, al oír, percibimos, discriminamos bien lo dicho), separe en sus componentes la melodía total mezclada.

La herramienta imaginada consiste en una etapa de análisis o estimación de tono (referenciada en otras páginas de este sitio), y una robusta sección de reconocimiento que modelizaría el aparato perceptor humano, el aparato gramatical, al tiempo que auditivo.

La tarea para los que nos hemos dedicado hace años a estos juegos, se aparece como formidable en su globalidad, ahora bien, restringiendo el ámbito de la búsqueda, si que podríamos llegar a un resultado sobre todo en el dominio de los acentos, frases y miembros de frase.

Como muestra de lo dicho, puede verse la figura en la que la entonación de una frase (o varias) semipreparada, interrumpida a la mitad, es representada. Se han marcado manualmente los alófonos que intervienen en ella mediante su audición posterior o simultánea. La frase dice: "No sé muy bien lo que podía...eh? no."

Se aprecian las interrupciones del trazo tonal en las consonantes sordas y en las pausas, naturalmente. Las líneas horizontales son semitonos. Puede apreciarse cómo en las dos palabras iniciales, ambas acentuadas, la segunda aparece más alta, un semitono más, lo que puede indicar que soporta más importancia bien sintáctica, bien espresiva; Tras la bajada correspondiente a "muy", se aprecia una colina considerable coincidente con el acento de [bjén] // ("bien"); esta importancia tonal de este acento apunta igualmente a una importancia tanto sintáctica como espresiva.

En todo caso, con estas brevísimas indicaciones, se aprecia la mezcla de niveles de niveles lingüísticos en el hecho concreto de una locución: sospechamos razones sintácticas y pragmáticas al tiempo, y la índole casual de la frase (el haber sido más cuidada no mejoraría en absoluto nuestras probabilidades de éxito) no nos permite profundizar en la constitución de esa frase (en la posible estructura profunda que la sustenta) y nos deja en una ambigüedad interpretativa ‒en nuestro análisis, porque en su recepción por un interlocutor queda bastante clara en el contexto en el que se ha producido.

Es decir, no sabemos cómo comprendemos, lo cual hace la tarea mucho más difícil: ya no se trata de conocido un mecanismo perfectamente, imitarlo con una máquina, sino comprender ese mecanismo de adquisición de una pieza de habla y convertirla en una parte de la lengua, en un pensamiento.

Por eso, la invitación de Agustín:

"no sólo es que sea un costante fracaso el intento de traducir a una escala musical las diferencias tonales de una frase sorprendida del discurso hablado y registrada sin preparación alguna: es que tampoco, por supuesto, la medida por diapasón contínuo podría revelar en acentos o entonaciones razones aritméticas visibles y costantes que pudieran corresponder a las funciones diferentes que el hablante sabe (subcoscientemente) que sus diferenciales tonales están cumpliendo; y más aún: los esperimentos en laboratorio fonético, por cualquier procedimiento de registro y reproducción maquinal que sea, nos registran tal libertad y variedades en las subidas y bajadas de tono a lo largo de una producción, preferiblemente conversacional, en lenguaje hablado, que es prácticamente imposible aislar en ese registro las diferencias precisas que tuvieran función gramatical y que, por bajo de esa libérrima oscilación tonal, pudieran responder a los esquemas y nociones que proponíamos"

Respecto a lo cual aducimos que cualquier salto de valor continuo puede reducirse o convertirse en discreto o lógico mediante el uso de un umbral.

En efecto, el umbral en cualquier magnitud es un valor fijo que, o es, o no es sobrepasado por una cantidad determinada. Estas dos posibilidades, únicas (ya que la coincidencia es de extensión despreciable y además puede reunirse con una de las dos citadas) proporcionan los casos lógicos, de si o no, de 1 o 0, de TRUE o FALSE que necesita la gramática para contar con situaciones claras, construcciones concretas y significados (hasta cierto punto) desambiguados.

Por otra parte pueden adoptarse umbrales no de magnitud sino de variación (derivada) de una magnitud. Aquí la decisión es simple: o sube o baja. Y aquí están los dos casos, clarísimos, de paso del continuo al discreto.

Pero más abajo propone:

"si el mero mantener la voz en un grado tonal a lo largo de la frase se revela ya un modo de canto, vano sería esperar que en el lenguaje hablado se diera una tal tesitura, que permitiera luego medidas melódicas precisas, y más bien la observación debe guiarnos a contar con que las diferencias tonales de servicio gramatical se presentan en la producción ensartadas, por así decir, en una fluctuación melódica contínua, dentro de la cual, por procedimientos que escapan a mi análisis todavía, esas pocas diferencias tónicas gramaticales se arreglan para percibirse destacadas y distintas."

y aún:

 "Útil y deseable sería repetir el experimento con producciones en lenguas de acento demarcativo de realización compleja, como el francés mismo, y sobre todo en lenguas de acentuación compleja de palabra, ya por el recurso a los 3 tonos, ya por el uso de acentos inflexivos, o por ambas cosas."

Junto con su conocida codificación de entonaciones gramaticales mediante tres niveles, la cual, con sus seis combinaciones, corresponde  a decir  'en este dibujo hay siete gazapos: encuéntrelos'. Lo que ocurre es que esos gazapos están embebidos en multitud de ramajes (entonaciones), lo que hace casi irreconocible en el análisis maquinal la presencia casi indudable de esos prosodemas.

Y decimos "casi" porque subsiste, por lo menos en la mitad de este escrito, la duda en la atribución de un código o signo de puntuación a determinadas inflexiones tonales. Es decir, que al oír una elocución, dudamos en la conexión entre dos de sus partes, y tanto dudamos, que nos sentimos impotentes de decidir si se trata de una frase o de dos enlazadas de alguna manera. Esto nos ocurrió al oír la frase (o frases) en Entonación de frase.

Y esto es más serio, porque no sabemos si estamos en la gramática tradicional o, ya fuera de ella, en una posible gramática del párrafo o cualquier otro término que aluda a una superfrase, cuyo papel sería semejante al de la frase frente a la oración. Esta rama de la supergramática ('gramática del párrafo') puede dar más de sí. La abordamos  en Supersintaxis y supenentaxis

 


Vuelta al Principio    Última actualización: viernes, 18 de septiembre de 2015    Visitantes: contador de visitas