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La bajada del río en almadía (incluido en Conversaciones con Javier)

Bajamos por un gran río, navegando sobre una tosca almadía. Está hecha de tablones, unidos apenas por cuerdas de esparto, mal trenzadas y mal trabadas con los maderos. Bajamos en precario equilibrio y flotación.

Es conveniente, por seguridad, por gusto, por belleza incluso, mejorar nuestra embarcación. Conviene reponer maderos rotos, cambiar cuerdas, anudarlas estrechamente al tablón. La embarcación mejorada podría eventualmente albergar algún naufrago por un trecho.

La almadía es arrastrada y choca con las orillas y rocas que emergen en medio del curso. Hace falta un timón para evitar esos peligros.

Llueve, nieva, salta la espuma, quema el sol: conviene poner una cubierta contra esas inclemencias.

Entra el agua, nos hundimos: hace falta brea para tapar las juntas e impermeabilizar el casco...

¡Hay que hacer tantas cosas para asegurar el viaje y la llegada!.

Pero, y esto es lo difícil, todo esto hay que hacerlo en viaje, navegando, sin detenernos. Todo cambio se ha de hacer en el barco sobre el que navegamos. Ninguno de esto cambios ha de comprometer nuestra estabilidad, nuestra navegabilidad, nuestro avance.

Esto es lo difícil y esto es lo que hace falta.

El río es la vida, nosotros los `pasajeros, el barco nuestro instrumento: cuerpo, emoción, mente.

¡Feliz viaje, querido argonauta!

 


Vuelta al Principio   Última actualización:  Thursday, 21 de February de 2013   Visitantes: contador de visitas