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De la novela al teatro (incluido en Grupo Fundacional de Verso )

Tras ver la admirable Guerra y Paz de Piotr Fomenko en el festival de Bogotá,, adaptación de la novela de Tolstoy a la escena, nos apresuramos a coger el libro. Y vemos la calidad extraordinaria de la novela, base sin duda de la calidad del montaje. Y nos preguntamos como siempre por qué. Por qué es buena la novela y por qué se adapta tan bien al teatro. He aquí algunas reflexiones (provenientes de un antiguo consumidor ‒ahora reformado‒ impenitente de ese género en todas sus calidades, con predominio de las malas).

La primera apunta a la técnica de Tolstoy: cuenta hechos como un cronista: pero no solo de acontecimientos históricos, Europa ante Napoleón y la guerra con Rusia, sino también, y eso es lo excelente, lo que les pasa a sus personajes. Aunque los crea, sin duda, parece soltarlos al mundo y luego asistir, interesado, fascinado, a su comportamiento, que describe minuciosamente. Pero no lo hace desde dentro del personaje, no. Contempla al personaje y describe sus gestos, sus miradas, su talante pero como adivinándolo, sin agotarlo nunca. El personaje guarda así su misterio, su profundidad, incluso su dignidad, basada  en su discreción y reserva. Nos interesa saber que sienten, pero no lo sabemos del todo porque el personaje no lo sabe él mismo, Y tampoco el novelista, que se siente también intrigado por lo que pasa. Aquí enlazamos con la idea pirandelliana de soltar unos personajes juntos y contar lo que les pasa al interaccionar..

Todo esto es excelente como literatura.

Pero es que además se trata casi de una partitura para la acción escénica. Al decir como se comporta el personaje está proporcionando claves para la acción. pero claves físicas, basadas quizá en sus estado de ánimo y carácter: pero esa psique del personaje permanece misteriosa y sólo se adivina por el comportamiento citado. Es teatro y bueno.

También como novelista tiene excelentes descripciones de las situaciones y ambientes: cuenta las circunstancias como las ven y cuentan los personajes.  y aunque prefiere a algunos, todos hablan y se mueven de modo que el sentido de todo se expresa a través de una galería coral, a través de grupos familiares, se amigos, políticos, militares...

Ese contar lo que pasa excita a la imaginación: "Está oscuro. Otoño. No se ven las varas del carruaje" (es decir, a tres o cuatro metros.. "Miraba al frente con una sonrisa bondadosa y seria". Son datos que excitan nuestra imaginación y que nos hacen concebir lo que pasa a pinceladas sucesivas.

Es decir, vemos que la novela, paradójicamente. ofrece mucha más información sobre los personajes que el drama, el cual a veces se reduce a un texto escueto y abstruso, casi esotérico.. La novela que cuenta cosas visibles que pasan, o que les pasan a los personajes, no la novela psicológica que se adentra en el interior de la gente y describe y explica ese interior. Esa novela no sería teatrizable. Hasta es posible que la buena novela, como el buen cine, no explique sino que muestre: muestre situaciones que se ven pero que hay que explicarse uno mismo; que son misteriosas y algo arcanas, como es la vida. En la novela y película mala, todo está claro, explicado y lógico (bueno, no en en las malísimas). En la buena se conserva la duda, la intriga sobre la motivación última.

Ahora comprendemos mejor la Guerra y Paz de Fomenko.

Veamos  Crimen y Castigo de Gutierrez (teatro de cámara Chéjov de Madrid)

 


Vuelta al Principio     Última actualización:  viernes, 18 de septiembre de 2015  Visitantes: contador de visitas