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Soneto  ¿Que me quieres amor...?  (incluido en Grupo Fundacional de Verso )

Este soneto, teatral, metido en la acción y siendo acción todo él, merece nuestra atención por muchas razones.

El soneto aparece en un contexto muy definido, que se comenta en Textos para Bogota-II.Teatro-Perro.

El texto dice:

               ¿Qué me quieres, Amor? Ya, ¿no tenía 
               olvidado a Teodoro?  ¿Qué me quieres?
               Pero responderás que tú no eres
               sino tu sombra, que detrás venía.
                   ¡Oh, celos!  ¿Qué no hará vuestra porfía?
               Malos letrados sois con las mujeres,             
               pues jamás os pidieron pareceres
               que pudiese el honor guardarse un día.
                  Yo quiero a un hombre bien; mas se me acuerda
               que yo soy mar y que él humilde barco,
               y que es contra razón que el mar se pierda.
                   En gran peligro, Amor, el alma embarco;
               mas si tanto el honor tira la cuerda,
               por Dios, que temo que se rompa el arco.

Métricamente presenta un gran contraste entre los primeros versos ‒los dos primeros cuartetos‒ de gran variedad acentual que con frecuencia choca contra las marcas habituales en 2ª, 6ª y 10ª, sobre todo la primera.

La indecisión, dudas y desasosiego y casi tormento de la situación es expresado mediante la forma versal de ritmo contrapuesto, irregular. Por el contrario los tercetos expresan una decisión, resignación, un quemar las naves expresado sincrónicamente con el contenido.

Por ejemplo, aparece sucesivamente la frase   ¿Qué me quieres,...?. La primera con acentos en ritmo contrapuesto a las marcas habituales del endecasílabo, en sílabas 2 y 4. Este choque refleja muy bien el desasosiego de la quien pregunta, atormentado por la duda y el reconcome. En cambio, lqa segunda, va a ritmo, y expresa una mayor rotundez, desafiante, provocando. Esto es retórica versqal, esto es forma que va con el contenido, que almacena y transmite algo del contenido.

Como siempre decimos, la forma versal refleja, potencia, hasta cierto punto dice o predice lo que el texto expresa. El orden es opuesto entre ambas parejas de estrofas: los cuarteto pasan de mucha irregularidad a menos, mientras que los tercetos lo hacen al revés. paralelamente a los movimientos anímicos del personaje, que modera su angustia al pasar de ella a un sujeto más general, los celos. En cambio los tercetos pasan de decisión timada a dejar una duda al final sobre el resultado de todo ello.

Forma y fondo unidos, dis aspectos de lo mismo. Eso es la retórica, y el soneto muestra la maestría de la versificación, mucho más que cuadrar número de sílabas y rimas.

 


Vuelta al Principio   Última actualización: viernes, 18 de septiembre de 2015 Visitantes: contador de visitas