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Romance (incluido en Grupo Fundacional de Verso )

No nos referimos al sentido actual del término, sinónimo de amorío, sino a la popular forma de versificar. Popular tanto por muy usada, como por dar cabida a historias y aventuras del pueblo narradas por juglares y ciegos.

Es muy conocida su estructura, muy libre: varios, muchos a veces, versos octosílabos rimando los segundos, los pares, con rima asonante (r). También pueden contemplarse por parejas como en el bayt, dístico, árabe y persa, con dos mitades o hemistiquios separadas por una cesura o pequeña pausa.

‒‒‒‒‒‒‒‒‒-a
 ‒‒‒‒‒‒‒‒‒-r
 ‒‒‒‒‒‒‒‒‒-b
 ‒‒‒‒‒‒‒‒‒-r
 ‒‒‒‒‒‒‒‒‒-c
 ‒‒‒‒‒‒‒‒‒-r
   ...
 ‒‒‒‒‒‒‒‒‒-a  - ‒‒‒‒‒‒‒‒‒-r
 ‒‒‒‒‒‒‒‒‒-b -  ‒‒‒‒‒‒‒‒‒-r
 ‒‒‒‒‒‒‒‒‒-c -  ‒‒‒‒‒‒‒‒‒-r

 

Dos disposiciones para la estructura del romance

Es pues una forma sin estrofas, salvo que consideremos que la estrofa es todo el romance, o que lo sea cada doble verso, casos ambos extremos en los que falla el concepto habitual de estrofa.

Sin embargo, la longitud con frecuencia grande de estos romances, sobre todo en el teatro clásico español obligan, por claridad y orden, y por variedad y amenidad, a componer una especie de estrofas irregulares en el número de dobles-versos que contienen.

Estas pseudoestrofas, separadas por pausas de longitud apropiada a la acción y medidas según el tempo general de su recitación, permiten la absorción gradual del contenido en bloques o cápsulas de significado. asimismo, esta división, primordialmente sintáctica, permite dar a cada una el talante y carácter de los que se cuenta y de la repercusión que ello tiene sobre el narrador.

Veamos un ejemplo famoso de Calderón: Segismundo en su alocución final.

SEGISMUNDO:
            Corte ilustre de Polonia,
            que de admiraciones tantas
            sois testigos, atended,    
            que vuestro príncipe os habla.
 
            Lo que está determinado
            del cielo, y en azul tabla
            Dios con el dedo escribió,
            de quien son cifras y estampas  
            tantos papeles azules
            que adornan letras doradas;
            nunca engañan, nunca mienten,
            porque quien miente y engaña
            es quien, para usar mal de ellas,    
            las penetra y las alcanza.
 
            Mi padre, que está presente,
            por excusarse a la saña
            de mi condición, me hizo
            un bruto, una fiera humana;
 
            de suerte que, cuando yo
            por mi nobleza gallarda,
            por mi sangre generosa,
            por mi condición bizarra
            hubiera nacido dócil
            y humilde, sólo bastara
            tal género de vivir,
            tal linaje de crïanza,
            a hacer fieras mis costumbres;
            ¡qué buen modo de estorbarlas!
          
            Si a cualquier hombre dijesen
            "Alguna fiera inhumana
            te dará muerte," ¿escogiera
            buen remedio en despertallas
            cuando estuviesen durmiendo?    
 
            Si dijeran:  "Esta espada
            que traes ceñida, ha de ser
            quien te dé la muerte," vana
            diligencia de evitarlo
            fuera entonces desnudarla, 
            y ponérsela a los pechos.
 
            Si dijesen:  "Golfos de agua
            han de ser tu sepultura
            en monumentos de plata,"
            mal hiciera en darse al mar,    
            cuando, soberbio, levanta
            rizados montes de nieve,
            de cristal crespas montañas.       
            Lo mismo le ha sucedido
            que a quien, porque le amenaza  
            una fiera, la despierta;
            que a quien, temiendo una espada
            la desnuda; y que a quien mueve
            las ondas de la borrasca.
        
            Y cuando fuera ‒escuchadme‒    
            dormida fiera mi saña,
            templada espada mi furia,
            mi rigor quieta bonanza,
            la Fortuna no se vence
            con injusticia y venganza, 
            porque antes se incita más;
            y así, quien vencer aguarda
            a su fortuna, ha de ser
            con prudencia y con templanza.
      
            No antes de venir el daño
            se reserva ni se guarda
            quien le previene; que aunque
            puede humilde ‒cosa es clara‒
            reservarse de él, no es
            sino después que se halla
            en la ocasión, porque aquésta
            no hay camino de estorbarla.
         
            Sirva de ejemplo este raro
            espectáculo, esta extraña
            admiración, este horror, 
            este prodigio; pues nada
            es más, que llegar a ver
            con prevenciones tan varias,
            rendido a mis pies a mi padre
            y atropellado a un monarca.
     
            Sentencia del cielo fue;
            por más que quiso estorbarla
            él, no pudo; ¿y podré yo
            que soy menor en las canas,
            en el valor y en la ciencia,    
            vencerla? 
                         Señor, levanta.
 
            Dame tu mano, que ya
            que el cielo te desengaña
            de que has errado en el modo
            de vencerle, humilde aguarda    
            mi cuello a que tú te vengues;
            rendido estoy a tus plantas.
 
Romance estructurado en psudoestrofas sintácticas.

Resulta bien sencillo dividir así (con pseudoestrofas entre 4 y 10 versos, según se determinaba en Tamaño de la estrofa), porque Calderón escribe frases largas. Si no fuera el caso, habrían de conformarse períodos de sentido más amplios uniendo varias cortas.

Se han marcado las pausas principales; pero caben otras muchas, menores, y alguna mayor. Sólo han de ejecutarse, según proponemos atendiendo a la medida del verso. Véanse Verso en acción. y Pausa estrofica a este efecto. Nótese además que las pausas suceden en general tras la rima, tras el bayt citado. Y cuando no, se trata de una pausa corta, en la que, en general, se encabalga.

La longitud a veces larga de estos romances requiere una cuidadosa planificación de estas pausas y del tempo general, que debe cambiar, subiendo y bajando, a medida que sigue las vicisitudes de los narrado. Si no se cuida eso (hay que hacerlo siempre, pero aquí es más evidente) se obtendrá una larguísima y monótono cantinela, buena quizá para un romance de ciego, pero no para el verso dramático.

Otra utilidad de estas estrofas artificiales (en la métrica, no en la expresión, donde son muy naturales) es la posibilidad de aplicar a cada una una pausa versal diferente. Herramienta esta peligrosa si no se domina, pero efectiva en caso contrario al dar variedad, perdiendo claro algo de unidad.

Por ejemplo nosotros hemos aplicado a la primera una pausa de dos, compás de 10, o incluso de 12, constituyendo así lo que hemos llamado octosílabo de pausa larga. También podría aplicarse esta pausa larga a las dos últimas. Ahora bien, hemos comprobado que cuanto mayor la pausa, más ha de llenarse y justificarse con acción, acción rítmica.

 


Vuelta al Principio  Última actualización:  viernes, 18 de septiembre de 2015  Visitantes: contador de visitas